Siempre recuerdo a mi abuela decirme “¡Ay hija, tienes respuestas para todo!” y a mi madre llamarme “Antoñita La Fantástica” y es que, si me dejas, me monto yo sola la película. Por eso, diría que mi pasión por la comunicación es innata. Siempre he tenido facilidad para expresar lo que pienso y poner palabras a lo que siento o está sucediendo. Dicen que facilito mucho las conversaciones difíciles, y es que, al final, de eso siempre ha ido mi trabajo: de explicar fácilmente lo que a priori, es complicado.

Buñuel se me metió en los ojos y un poquito en el corazón, y escribí mi tesis doctoral sobre parte de su filmografía. Soy producto del cine de Berlanga, el neorrealismo italiano y la cultura pop a partes iguales. Siento pasión por los antihéroes, qué le vamos a hacer -y por los gatos, tengo dos-, lo que me ha hecho empeñarme en cambiar el mundo a través de las palabras, y en ello sigo, porque… a cabezota no me gana nadie. Puedo parecer seca, pero no, sólo soy madrileña.

Pink Lemon para mí es libertad creativa, corazón, coherencia y voz propia. Siempre me ha costado exponerme y me siento más cómoda trabajando entre bambalinas, pero es hora de afrontar este reto personal y profesional. Estoy acostumbrada a coordinar proyectos y equipos humanos, también a escuchar y a lograr que estos tengan éxito y representen a quienes los lideran y estoy dispuesta a hacerlo contigo, porque como ya te he dicho… a cabezota no me gana nadie.